PASTORES

sábado, 13 de febrero de 2010

DESATATE Y LIBERATE

Jua 11:1 Estaba enfermo uno llamado Lázaro, de Betania,[1] la aldea de María y de Marta, su hermana.[2] 2 (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos).[3] 3 Enviaron, pues, las hermanas a decir a Jesús: --Señor, el que amas está enfermo. 4 Jesús, al oírlo, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
11.3 Cuando su hermano se agravó, María y Marta acudieron a Jesús pidiendo ayuda. Creían que podía brindarles ayuda porque habían visto sus milagros. Nosotros también sabemos de los milagros de Jesús por las Escrituras y las vidas cambiadas que hemos tenido ocasión de ver. Cuando tenemos necesidad de ayuda extraordinaria, Jesús ofrece recursos extraordinarios. No debiéramos vacilar en pedirle ayuda. 11.4 Cualquier prueba que deba enfrentar un creyente puede en última instancia glorificar a Dios porque El puede sacar cosas buenas de cualquier situación mala (Gen_50:20; Rom_8:28). Cuando vienen las dificultades, ¿murmura, protesta y culpa a Dios, o ve en sus problemas la oportunidad de honrarlo?
11.5-7 Jesús amaba a esta familia y a menudo les visitaba. Conocía su dolor, pero no respondió enseguida. Su demora tenía un propósito específico. El tiempo de Dios, en especial sus demoras, tal vez nos haga pensar que no responde o no lo hace como quisiéramos. Pero El suplirá nuestras necesidades de acuerdo con su programa y propósito perfectos (Phi_4:19). Aguarde con paciencia el tiempo de Dios.
11.9, 10 Día simboliza el conocimiento de la voluntad de Dios, y noche, la ausencia de este conocimiento. Cuando avanzamos en oscuridad, es probable que tropecemos.
11.14, 15 Si Jesús hubiese estado durante los momentos finales de la enfermedad de Lázaro, es posible que lo hubiese sanado en lugar de dejarlo morir. Pero Lázaro murió para que el poder de Jesús sobre la muerte pudiese mostrarse a sus discípulos y a otros. La resurrección de Lázaro era una demostración esencial del poder de Cristo, y la resurrección es una creencia fundamental de la fe cristiana. Jesús no solo se levantó de entre los muertos (10.18), sino que tiene poder para levantar a otros.
11.16 A menudo recordamos a Tomás como "el que dudaba", porque dudó de la resurrección de Jesús. Pero aquí demostró amor y valor. Los discípulos conocían los peligros de ir a Jerusalén con Jesús e intentaron convencerlo para que desistiese de hacerlo. Tomás sencillamente expresó lo que sentían todos. Al fracasar sus objeciones, estuvieron dispuestos a ir e incluso morir con Jesús. Tal vez no entendían bien por qué Jesús iba a morir, pero eran leales. Existen peligros desconocidos al realizar la obra de Dios. Es sabio considerar el alto costo que implica ser discípulo de Cristo.
11.25, 26 Jesús tiene poder sobre la vida y la muerte, así como para perdonar pecados. Esto se debe a que El es el Creador de la vida (véase Joh_14:6). Aquel que es la vida sin duda puede restaurar la vida. Todo aquel que cree en Cristo tiene una vida espiritual que la muerte no conquistará ni disminuirá de manera alguna. Cuando logramos comprender su poder y hasta qué punto es verdaderamente maravillosa la oferta que nos hace, ¡cómo hemos de hacer otra cosa que no sea entregar nuestras vidas a El! Para quienes creemos, qué maravillosa es la seguridad y la certeza que tenemos: "Porque yo vivo, vosotros también viviréis" (Joh_4:19).
11.27 A Marta se le conoce especialmente por haber estado demasiado ocupada para sentarse a hablar con Jesús (Luk_10:38-42). Pero aquí la vemos como una mujer de gran fe. Su declaración es exactamente la respuesta que desea Jesús de nosotros.
11.33-38 Juan enfatiza el hecho de que contamos con un Dios que se interesa por nosotros. Este retrato contrasta con el concepto griego de Dios que era popular en aquel entonces: un Dios sin emociones que no se involucra con los humanos. Aquí vemos muchas de las emociones de Jesús: compasión, indignación, tristeza, incluso frustración. Con frecuencia expresó sus emociones profundas y nunca debiéramos temer revelarle nuestros verdaderos sentimientos. El los entiende, pues los experimentó. Sea sincero y no trate de ocultarle nada a su Salvador. A El le interesa.
33. Jesús entonces, como la vió llorando, y a los Judíos … llorando, se conmovió en espíritu—obrando con simpatía en Jesús las lágrimas de María y de sus amigos, provocaron sus emociones. ¡Qué manifestación viva y hermosa de su verdadera humanidad! La palabra aquí traducida “se conmovió” no quiere decir “suspiró” o “se afligió”, sino más bien “poderosamente refrenó su emoción”; hizo un esfuerzo visible de detener aquellas lágrimas que estaban por brotar de sus ojos. y turbóse—refiriéndose probablemente a esta dificultad visible al reprimir sus emociones
. 34. ¿Dónde le pusisteis? Dícenle: Señor, ven, y ve—Tal vez refrenó sus emociones para mostrar serenidad y hacer esta pregunta, y al recibir la contestación, ir con ellos al lugar. Lloró Jesús—Esto comunica la sublime brevedad de las dos palabras originales; pues “derramó lágrimas” habría podido expresar la diferencia entre la palabra usada aquí, y aquella dos veces repetida en el
11.35 Cuando Jesús vio a los que lloraban y se lamentaban, lloró también. Quizás se identificó con el dolor de ellos, o es posible que la incredulidad lo haya preocupado. Sea cual fuere el caso, Jesús demostró su inmenso interés en nosotros al llorar junto a nosotros cuando sufrimos
“Las lágrimas”, escribió Gregorio deNisa, “son como sangre en las heridas del alma”.
1El corazón de Jesús fue lastimado por la familia doliente, y él lloró con ellos.
11.38 En esa época las tumbas solían ser cuevas cavadas en la piedra caliza de la ladera de una colina. Muchas veces las tumbas eran de tamaño suficiente para que las personas caminasen dentro. En una tumba se colocaban varios cuerpos. Después del sepelio, se colocaba una gran piedra frente a la entrada de la tumba.
11.44 Jesús resucitó a otros de la muerte, incluyendo a la hija de Jairo (Mat_9:18-26; Mar_5:41-42; Luk_8:40-56) y al hijo de una viuda (Luk_7:11-15).
Naturalmente todos nos afanamos en el día de prueba. Cuando alguno de nuestros deudos se enferme nos sentimos inclinados a decir como Moisés: "Te ruego, oh Dios, que lo sanes ahora." Nombre. 12.13. Nos olvidamos de que Jesucristo es omnisciente y no puede errar. El que posee verdadera fe está en el deber de decir: "Mi suerte está en tus manos. Haz conmigo como tu quieras, en la manera que quieras, lo que tu quieras y cuando quieras. Que no se haga mi voluntad sino la tuya.. 11 .
38 - 44 El levantar a Lázaro de entre los muertos no fue una resurrección seguida de una vida física sin fin. Esto estaba reservado por el Padre para iniciarlo con la resurrección de su Hijo, con lo cual quedaría inaugurado un nuevo orden de vida para todos aquellos que en Cristo estuvieran mirando al futuro en esperanza. Jesús restauró a Lázaro a la vida física, la cual cesaría posteriormente con su muerte. Como todos los que han muerto en Cristo, Lázaro espera la resurrección del cuerpo prometida a todo el pueblo de Dios.
Desátenlo... (44). Los judíos enterraban a sus muertos vendados con lienzos. Pero la palabra se usaba además en la Iglesia primitiva para hablar del perdón de los pecados. Al igual que Lázaro, el que recibe el perdón vuelve a vivir y puede caminar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario